Las leguminosas proporcionan un considerable aporte proteico. Si se mezclan con cereales pueden contener un equilibrio perfecto de todos los aminoacidos esenciales, de origen natural, que necesita el cuerpo.
Para que sean digestivas es importante una cocción correcta. Otra alternativa en leguminosas de gran tamaño, como los garbanzos, es retirales la piel o utilizar algún tipo de alga marina durante el ablandado y la cocción.
Esta receta que te propongo es idónea para dietas vegetarianas o para aprovechar garbanzos de otras elaboraciones.
Receta
Calentar agua en una cazuela hasta que alcance el punto de ebullición, retirar del fuego incorporar el bacalao, tapar la cazuela y dejar enfriar dentro del agua.
En un mortero hacer un majado con el perejil y el diente de ajo. Reservar.
En un bol machacar con un tenedor los garbanzos. Añadir el majado, la harina y el bacalao desmigado. Poner a punto de sal.
Formar las albóndigas y bolear. Pasar por harina y freír en abundante AOVE caliente. Sacar las albóndigas cuando estén doradas y escurrir sobre papel absorbente. Reservar en una cazuela.
En el mortero majar el perejil, añadir el vino de pitarra y reservar.
En una sartén con un chorrito de AOVE saltear la cebolla hasta que esté ligeramente dorada. Agregar los ajos y cocinar tres minutos más.
Incorporar la harina, remover con una cuchara de madera, mojar con el vino blanco del mortero. Dejar evaporar el alcohol un par de minutos.
Echar el agua, poner a punto de sal y cocer 15 minutos a fuego lento.
Colar la salsa directamente sobre las albóndigas.
Cocer cinco minutos el conjunto.
Servir calientes.
Patatas chips azules, Chiffonade de puerro frito y canónigos.
Instrucciones
Calentar agua en una cazuela hasta que alcance el punto de ebullición, retirar del fuego incorporar el bacalao, tapar la cazuela y dejar enfriar dentro del agua.
En un mortero hacer un majado con el perejil y el diente de ajo. Reservar.
En un bol machacar con un tenedor los garbanzos. Añadir el majado, la harina y el bacalao desmigado. Poner a punto de sal.
Formar las albóndigas y bolear. Pasar por harina y freír en abundante AOVE caliente. Sacar las albóndigas cuando estén doradas y escurrir sobre papel absorbente. Reservar en una cazuela.
En el mortero majar el perejil, añadir el vino de pitarra y reservar.
En una sartén con un chorrito de AOVE saltear la cebolla hasta que esté ligeramente dorada. Agregar los ajos y cocinar tres minutos más.
Incorporar la harina, remover con una cuchara de madera, mojar con el vino blanco del mortero. Dejar evaporar el alcohol un par de minutos.
Echar el agua, poner a punto de sal y cocer 15 minutos a fuego lento.
Colar la salsa directamente sobre las albóndigas.
Cocer cinco minutos el conjunto.
Servir calientes.
Patatas chips azules, Chiffonade de puerro frito y canónigos.
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