Escaldar los tomates para pelar con facilidad. Retirar las semillas y cortar la carne en paisana.
Lavar, secar y pelar a sangre el limón para poder sacar los gajos sin albedo.
Pesar el tomate resultante después de retirar semillas y piel.
Pesar la mitad de ese peso en azúcar, unos 840 gramos de tomate y 420 gramos de azúcar, dependerá del tomate utilizado.
Colocar en una cazuela el tomate, el azúcar y los gajos de limón. Cocer a fuego lento hasta que el tomate se vuelva transparente y el agua se haya evaporado. Aproximadamente una hora.
Triturar con una batidora y pasar por un chino fino para eliminar cualquier impureza.
0 raciones