Pesar y medir los ingredientes.
Tostar la harina en el horno, a temperatura muy baja, removiendo constantemente hasta que se dore ligeramente.
Atemperar la manteca sacándola del frigorífico 1 hora antes de utilizarla.
Lavar, secar y sacar el zeste del limón.
Calentar el vino a 30º.
Batir la manteca con unas varillas eléctricas hasta que esponjen ligeramente. Incorporar el azúcar y seguir batiendo hasta que la mezcla se vuelva bastante blanca.
Agregar el zeste de limón y el vino a hilo. Cuando obtengamos un compuesto homogéneo, no se debe cortar, añadir la harina tostada y fría. Cambiar las varillas por la pala mezcladora y batir dos-tres minutos.
Volcar la masa en la superficie de trabajo y amasar hasta formar una bola lisa. Envolver en film transparente. Refrigerar hasta el día siguiente.
Extender la masa con la ayuda de un rodillo con un espesor de 1,5-2 centímetros. Cortar con un cortapastas redondo o cuadrado. Colocar los mantecados en una bandeja de horno y refrigerar durante una o dos horas.
Precalentar el horno a 190-200º. Cocer los mantecados durante 15-20 minutos.
Dejar enfriar unos minutos antes de rebozarlos en azúcar grano.
Servir fríos.
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